DIARIO DE UN MILICIANO REPUBLICANO
ANTONIO ORIHUELA
(Coberta del Diario de un miliciano) |
Diario de un miliciano republicano
Joaquín Aisa Raluy
Pròlogo Ferran Aisa
Editorial Base, 2010
17 euros
Admirablemente anotado por Ferran Aisa, que se ha encargado del prólogo, la transcripción y las notas del manuscrito, esta obra reproduce el
diario de Joaquín Aisa, un obrero barcelonés de 19 años, afiliado al
Sindicato de la madera de la CNT, que nos dejó escrito, con todo
detalle, su lucha durante la guerra en España.
Llama la atención la lectura atenta que Ferran Aisa ha hecho de estos
documentos que la familia de Joaquín había preservado de las injurias
del tiempo (manuscritos, carnets, fotografías personales de la
contienda, recortes de prensa, etc.); con todos ellos, Ferran Aisa ha
conseguido dar a luz a una edición magníficamente anotada, donde nada ha
escapado al escrutinio y análisis del historiador, ni siquiera los
carnets del diarista donde, curiosamente, figuran “pensamientos de
filósofos y escritores célebres” como H. Spencer, J. J. Rousseau,
Cervantes, Goethe, Bakunin, Lamartine, La Bruyère, Séneca, Sócrates,
Pascal, Voltaire, etc. y lemas del tipo: “Concurre al Sindicato y
edúcate cuando puedas: Aprenderás a conocerte y conocerás a los demás”.
El diario de Joaquín Aisa se abre con la noche del sábado 18 de julio,
cuando había ido con sus compañeros a divertirse y de madrugada,
mientras hacía tiempo para ir a la playa, sintió como sonaban las
sirenas y como empezaban los disparos.
El joven Aisa, preocupado por los acontecimientos, decide no quedarse
cruzado de brazos y se presenta a su Sindicato a buscar armas, pero como
que no hay suficientes para todos, se tiene que conformar en colaborar
haciendo barricadas. Vencidos los militares en Barcelona decide acudir
al Comité de Milicias para enrolarse en una columna. Aisa es destinado
al Batallón Espartaco de la columna Carles Marx. Sí, en efecto, no hay
que sorprenderse, los afiliados de la CNT son tan numerosos que no
solamente llenan las columnas propias sino las de las otras fuerzas
antifascistas: “Nosotros nos fuimos a la guerra con 19 años. Mí diario
empieza el 19 de julio de 1936, puesto que hasta esta fecha no empecé a
obrar como un verdadero proletario. Pues hasta este día no sentí en mí
un ideal que pudiera ser mi camino de Libertad.”
Joaquín Aisa empieza así un diario de guerra que durará de 1936 a 1939
dónde, puntualmente, relatará de una manera concisa todas sus
vicisitudes, los hechos de guerra, las luchas políticas, las ilusiones
revolucionarias.
Aisa es, sobre todo, un idealista, y en la anotación del día 26 de julio
de 1936 leemos: “Esta tarde he ido a recorrer las calles de la ciudad y
he podido contemplar con alegría la destrucción de los antros de
hipocresía y maldad que encerraban estos edificios llamados iglesias y
conventos. Y ahora en el mismo terreno liberado se podrán construir
escuelas para educar a la nueva generación de niños y jóvenes que
subirán en Libertad y con suficiente capacidad para hacer del mundo
corrompido, otro de Libertad, Pan y Trabajo.”
Aisa explica la vida cotidiana en el frente y lo hace de una manera
directa, viva y fresca e incluso sin perder el humor. El día 28 de
septiembre de 1936, después de volver del frente del Centro, a su paso
por Valencia, escribe: “En la estación he tenido un altercado cono un
jefe que quería que me sacara del cuello el pañuelo de la CNT, pero no
lo ha logrado, pues nosotros somos milicianos del pueblo, no esclavos de
un Ejército convencional.”
A través del diario podemos seguir la marcha de la guerra, sobre todo
allá donde participa en primera línea de fuego, como la expedición a
Mallorca, frente de Madrid, Aragón o Levante.
Después de los hechos de mayo de 1937, a su regreso del permiso que
había disfrutado en Barcelona y por no estar de acuerdo con el mando
comunista de su unidad, Aisa abandona las milicias y vuelve a su trabajo
de carpintero en la empresa ahora colectivizada. El octubre de 1937
será militarizado y volverá a luchar al frente encuadrado en una
división de las Brigadas Internacionales. Aisa participará en la batalla
del Ebro donde será gravemente herido, pasará sus últimos días de
guerra en el Hospital Militar hasta la ocupación de Barcelona por los
franquistas, donde será detenido y trasladado al Campo de Concentración
de Horta, de dónde, poco después, se escapará.
Este libro es, por todo ello, un documento de primera mano para conocer
la actuación de los jóvenes milicianos que marcharon, primero
voluntariamente y después a la fuerza, a luchar contra el fascismo para
defender la libertad del pueblo, sus fatigas, sus vicisitudes, sus
reflexiones a medida que la contienda va haciendo desaparecer las
conquistas revolucionarias, el hambre, la sed y la brutalidad de una
guerra que hace, en ocasiones, insensibles a los hombres. Este diario
traslada con toda la espontaneidad y viveza de lo inmediato el ambiente
de guerra, las luchas políticas, los cambios en los comandos y órdenes
militares, la desesperación y también la esperanza de muchos jóvenes que
vieron transformadas sus vidas por la experiencia bélica. Constituye
una joya, ignota hasta la fecha, que merece ser conocida por el público.
Antonio Orihuela (Voces del Extremo, 2011)
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