2/5/19

DOS ARTÍCULOS DE FERRAN AISA




APUNTE BIOGRÁFICO: LEOPOLDO ALAS “CLARÍN”. EN EL CENTENARIO DE LA REGENTA



Leopoldo Enrique García Ureña nació en Zamora (ciudad en la que su padre era gobernador civil) el día 25 de abril de 1852. Durante su infancia vivió en diversas ciudades, entre ellas León. En octubre de 1963 se establece en Oviedo de donde su familia era originaria. Estudió Derecho Civil y Canónico, doctorándose en 1871 en Madrid, donde cursó seguidamente Filosofía y Letras.

Desde bien joven empezó a escribir versos, teatro y relatos. En sus años madrileños frecuentó las tertulias literarias y el Ateneo, por esa época, junto a sus amigos Tomás Tuero, Pío Rubín y Armando Palacios Valdés fundó el periódico Rabagás del que sólo salieron tres números. También de sus años madrileños son sus primeras colaboraciones en la prensa, el 11 de abril de 1875 estrenaba el seudónimo de “Clarín”, en las columnas de El Solfeo. Firma que ya no abandonaría jamás tanto en sus colaboraciones periodísticas como literarias. Tras diversas oposiciones consigue en 1882 la Cátedra de Economía Política y Estadística en la Universidad de Zaragoza, siendo, posteriormente, trasladado a Oviedo.

En 1881 publica su primer libro Solos de Clarín en el que recoge diversos artículos publicados en la prensa. Dos años más tarde se instalará definitivamente en la ciudad asturiana de Oviedo donde había regresado casado con la joven Onofre García.

En 1884 aparece en dos volúmenes su novela La Regenta (ahora las letras españolas conmemora el centenario de esta gran obra literaria) editada por la Biblioteca “Arte y Letras” de Barcelona. Novela que alcanzó muy pronto un clamoroso y ruidoso éxito agotándose de seguida la primera edición. Otra de sus grandes novelas fue Su único hijo que fue publicada en 1890. Clarín tenía previsto escribir una tetralogía que vendría a ser la continuación de La Regenta, pero su proyecto se vería truncado por su temprana muerte.

Leopoldo Alas militó en el campo republicano siendo seguidor de Emilio Castelar, también fue un gran defensor del natiralismo. Clarín participó en debates y escribió diversos artículos sobre este tema. En 1900, por encargo de la editorial Maucci, tradujo al castellano la novela El trabajo de Zola. Otro de sus escritores más admirados fue Flaubert. Clarín escribió numerosos relatos y novelas cortas, como dramaturgo escribió Teresa, que sería estrenada el 20 de marzo de 1895 en el Teatro Español de Madrid por la Compañía de María Guerrero. Como crítico escribió en diversas publicaciones, tales como: Madrid Cómico, La Ilustración Española y Americana, La Ilustración Ibérica, El Globo, etc.

Leopoldo Alas “Clarín” falleció el 13 de junio de 1901 en Oviedo a la edad de 49 años tras una larga enfermedad diagnosticada de tuberculosis intestinal. Los funerales y el entierro se vieron concurridísimos, un periódico local, El Corbayón, informaba el día 15: <<Muchos obreros habían solicitado permiso para dejar los talleres y acompañar el cadáver y, a pesar de la lluvia que caía a torrentes, llegó compacta la multitud hasta Sanr Roque.>>

“CLARÍN”

Leopoldo Alas “Clarín” fue un escritor vocacional, un literato nato, entregado con fervor a la creación literaria. Ya de adolescente comenzó a escribir versos, relatos, artículos… las páginas manuscritas de Juan Ruiz (1868-1869) son una prueba de ello. El teatro fue también una afición juvenil, escribiendo más de cuarenta dramas (todas perdidas) antes de los veinte años, y se las declamaba a él mismo. En un ateneo estudiantil (según cuenta Armando Palacio Valdés) ovetense estrenó “Clarín” una obra de cariz histórico, El cerco de Zamora. Algunos de sus versos quedaron esparcidos por diversas publicaciones asturianas, pero Clarín no destacaría precisamente como poeta ni como dramaturgo, él mismo en 1887, en su libro Apolo en Pafos, manifestaría haber prescrito sus delitos poéticos. Esa especie de sarampión adolescente y juvenil por los versos y el teatro irían dando paso al creador en prosa ya fuese en el campo periodístico como crítico audaz llena su pluma de sátira e ironía y ya en el campo literario como narrador. “Clarín” se convirtió en un gran cuentista y autor de novelas cortas con categoría suficiente para entrar en la historia de la literatura española, pero, sobre todo, dos novelas, La Regenta (1884) y Su único hijo (1890), le convierten sin duda en uno de los más importantes autores españoles del siglo XIX.

Bibliografía:

Speraindeo (1880)

Solos de Clarín (1881)

La literatura en 1881 (1882)

La Regenta (1884)

Sermón perdido (1995)

Un viaje a Madrid (1886)

Pipá o el Cura de Vericueto (1886)

Cánovas y su tiempo (1887)

Apolo en Pafos (1887)

Mis plagios (1888)

Un discurso de Núñez de Arce (1888)

Rafael Calvo y el teatro español (1890)

Museum (1890)

Su único hijo (1890)

Un discurso (1891)

Ensayos y Revistas I (1892)

Tres novelas cortas: Doña Berta, Cuento y Superchería (1892)

Adiós cordera… (1892)

Ensayos y Revistas II (1892)

Palique (1894)

El señor y lo demás son cuentos (1894)

Teresa (1895)

Cuentos morales (1895)

El gallo de Sócrates (1901)

El siglo pasado (póstumo,1901)

Proudhon (póstumo, 1912)

Doctor Sutilis (póstumo, 1917)

Cuentos (póstumo, 1953)

(El Vaixell Blanc, n. 24, mayo-junio de 1984)




MACHADO EN COLLIOURE



Una vez más se ha celebrado en la localidad de Collioure (sur de Francia) la ya

tradicional conmemoración del aniversario de la muerte del poeta don Antonio

Machado. Muerte ocurrida en circunstancias tristes y trágicas el día 22 de febrero de

1939. La tumba de Machado en Collioure continúa siendo lugar de peregrinación para

muchos españoles, nunca faltan las flores e incluso se ha instalado un buzón donde los

anónimos visitantes depositan sus misivas ya sea en forma de carta o de poema. Por otra

parte la Asociación Antonio Machado de la localidad francesa, organiza cada año

diversos actos culturales y fomenta un premio literario que lleva el nombre del poeta de

Sevilla.

A pesar de que muchas veces se ha discutido la necesidad o no de trasladar los restos de

Machado a un lugar de España, posiblemente a Soria donde está enterrada la que fue su

Mujer, Leonor. Parece que de momento perdura la cordura y los restos de Machado

continuarán en el mismo lugar que fue enterrado hace cuarenta y siete años.

Machado continúa siendo, pese a quien pese, un símbolo de la España peregrina: un

recuerdo constante de la gran tragedia española, de la diáspora republicana.

Durante el pasado año, concretamente del 29 de septiembre al 15 de octubre ha tenido

lugar en diversos puntos de España un homenaje a los tres poetas que más sufrieron las

consecuencias de la guerra civil, como fueron García Lorca, Hernández y Machado;

además, con estos tres poetas se pretendía hacer un homenaje a todos aquellos que

cayeron fusilados en las madrugadas, en las cárceles o en el exilio. Precisamente este

año se celebrará el cincuenta aniversario de la cruenta tragedia española y también el

cincuentenario de la muerte por fusilamiento de Federico García Lorca.

Antonio Machado no fue solamente un gran poeta, sino también un gran pensador, su

Filosofía estaba marcada por una clara sabiduría popular. Él que había surgido del

pueblo, se nutría de las raíces más profundas del pueblo, su personaje apócrifo, Juan de

Mairena, es la perfecta representación de esa filosofía popular, éste sabía anunciar

paradojas y sentencias como ésta: <<Porque el delito mayor / del hombre es haber

nacido.>>

Machado que fue un hombre realmente bueno <<en el buen sentido de la palabra>>

tuvo que sufrir con una gran tristeza aquella huida de su patria junto a su madre Ana

Ruiz, su hermano José y a tantos y a tantos vencidos. El mundo se le vino abajo. En

Collioure, en los pocos días que vivió, solía contemplar en silencio la inmensidad del

mar y envidiar a los humildes pescadores del lugar. La enfermedad y la añoranza de lo

perdido <<se canta lo que se pierde>>, lo acabaron de matar. Dos días de su muerte la

parca se llevó también a su madre, ambos serían enterrados en la misma tumba. A

Machado le rindieron homenaje soldados del ejército republicano. En el bolsillo de su

chaqueta americana encontraron su último verso. Un solo verso: <<Estos días azules y

este sol de la infancia.>>

(El Vaixell Blanc, núm. 29-30, marzo-abril de 1986)



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