19/10/19

Jules Vallès / Comuna de París / Ferran Aisa


JULES VALLÈS, CRONISTA DE LA COMUNA



El 26 de marzo de 1871 la primavera ha florecido. París vibra emocionalmente una nueva etapa de su historia, el pueblo está en la calle sin miedo, esperanzado…, tras la gran victoria proletaria del 18 de marzo, acude a las urnas para elegir al nuevo ayuntamiento y a los diputados de la Comuna. Al día siguiente más de doscientos mil ciudadanos se acercan al ayuntamiento; las calles y plazas están llenas de banderas rojas, banderas negras, la multitud canta la Marsellesa. Los miembros del comité central, portando una gran bandera roja, aparecen en un balcón; el poder ha sido entregado a la Comuna; Ranvier, en nombre del comité, da el grito de guerra: <<Queda proclamada la Comuna en nombre del pueblo.>>

Hablar de Jules Vallès es hablar de la Comuna, pues él, aparte de ser un activo participante de la revolución comunal, desde las barricadas en la calle y desde la tribuna de su periódico Le Cri du Peuple (El grito del pueblo), es miembro electo en las elecciones comunales y forma parte del comité central de la Comuna en su calidad de responsable de Enseñanza y Cultura. Vallès, posteriormente, tras la debacle a sangre y fuego del 26 de mayo con el triunfo de los reaccionarios encabezados por Thiers, será condenado a muerte, aunque logrará escapar a Londres, desde donde continuará colaborando en periódicos y escribirá su famosa trilogía de Jacques Vingtras, verdadera obra de arte de la narrativa épica francesa.

Jules Vallès nace en Le Puy-en-Velay (Alto Loira), el 5 de junio de 1832, en Francia reina Luis Felipe. En 1840 marcha a vivir a Saint Etienne; su padre que es maestro ha sido trasladado al Colegio Real de esta ciudad, aquel mismo año en París Thiers forma gobierno. En 1848 se instala en París para estudiar y es testigo de la revolución de mayo y de la proclamación de la República. Luis Napoleón es elegido presidente por sufragio universal. Carlos Marx y Federico Engels redactan en Londres el Manifiesto Comunista.

Jules Vallès es un joven rebelde, lo es desde los primeros pasos en la vida, no le gusta el ambiente social en el que vive y se rebela. De sus sueños de rebelión nacerá una gran obra literaria, la trilogía de Jacques Vingtras, L’enfant, Le Bachelier y L’Insurgé, es el enfoque de la vida vista por un rebelde, Jack Vingtras, al igual que muchos niños de su generación y de otras posteriores, será víctima de la educación cruel e irracional de los “educadores” (padres y maestros), el niño terminará por convertirse en un rebelde y el rebelde en un insurrecto.

En 1850 le suspenden en el examen para el título de bachiller en Rennes, un año más tarde se dedica a actividades políticas clandestinas en París, con un grupo de jóvenes forma el “Comité des Jeunnes”, se proponen secuestrar a Luis Napoleón. Tras el golpe de Estado del 2 de diciembre, el “Comité des Jeunnes” se subleva por las calles de París. Aquel año de 1851, su padre, temiendo las repercusiones que puedan acaecer tras los acontecimientos políticos de su hijo, consigue del médico de la familia en Nantes, un certificado acreditativo en que consta que Jules sufre enajenación mental. El día 31 de diciembre ingresa en el manicomio de Saint-Jacques.

La vida de Jules Vallès será siempre un ir y venir de sí mismo a los demás, su vida será una entrega total a la causa justa del pueblo, su alegría será inmensa cuando la Comuna triunfe en París. Un año antes de morir declarará en un periódico parisino que colocaba por encima de todo, incluido sus éxitos literarios, su participación en la redacción de la proclama insurreccional de la Comuna. En el mes de febrero de 1852, el director de Saint-Jacques certifica que Jules sufre tormentos imaginativos con tendencia al suicidio. Un mes más tarde, se asegura la curación casi milagrosa y se le deja en libertad. En julio, Vallès, volverá a París reincorporándose a sus actividades subversivas… La Constitución francesa otorga poderes especiales a Napoleón, proclamándolo Emperador. Al año siguiente, Vallès será encarcelado en Mazas por tomar parte en un complot contra Napoleón. Aquel mismo año empezará sus estudios de derecho. En 1856 vivirá en plena miseria en una buhardilla con un amigo de infancia. Será uno de sus peores años. Abandonado y olvidado de todos empezará a escribir. Al año siguiente morirá su padre, para Jules es como la liberación de una sombra liberadora, él ha odiado a su familia desde la infancia. Aquel mismo año de 1857, edita su primer libro L’Argent par un homme de lettres devenu homme de bourse. También en el mismo año iniciará sus colaboraciones periodísticas bajo el seudónimo de Max. Desde las columnas de Le Figaro y de Le Présent, escribirá crónicas mordaces y críticas que le convertirán en un periodista famoso; y en estos periódicos aparecerán artículos importantes como “Un refractarie illustre”, “Le dimanche d’un jeune homme pauvre, ou le sepetième jour d’un condamné”. Estos iniciales éxitos periodísticos le permitirán colaborar en otras publicaciones importantes, como Le Boulevard, Le Progrés de Lyon, L’Époque… En 1863 es nombrado auxiliar en el Liceo de Caen, no tardarán en hacerle dimitir, causas: enseñar a sus alumnos a rebelarse contra todo… En el diario L’Époque publicará en folletones su novela Jean Delbene. En agosto enviado por el periódico L’Époque viajará a Londres. En la capital inglesa conocerá a Dickens, con el que estrechará grandes lazos de amistad.

Jules Vallès, que durante seis años trabajó en la alcaldía de Vaugirad, en 1866 le hacen presentar la dimisión como empleado, de esta manera pierde su sueldo fijo, el cual estaba estipulado en 1.200 francos anuales. A pesar de la pérdida del empleo, sus escritos proliferan, lo cual le permiten percibir los emolumentos necesarios para seguir viviendo, para seguir escribiendo, para seguir sufriendo… El periodismo será su salvación. Este mismo año le editan La Rue y escribe sus artículos en Le Figaro, L’Evénement, La Liberté, Le Nain Jeune. Sus obras irán apareciendo a la luz pública, una tras otra, en folletones editados por los periódicos, y así publicará Les Enfants du Peuple, Un gentil homme, Le parodie, Pierre Moras.

En 1869 se presentará a las elecciones legislativas como socialista revolucionario, pero no será elegido. En el año siguiente toma parte en los disturbios políticos y revolucionarios de la Comuna, con 30 insurrectos ocupa durante unas horas la alcaldía de la Villette y forma parte del comité revolucionario de los 20 “arrondissements· de París. Jules Vallès que en 1869 había sido nombrado redactor en jefe de Le Peuple y Le Refractaire, en 1870 por iniciativa suya convertirá el periódico La Rue en diario, y un año más tarde fundará Le Cri du Peuple, que tanta importancia tendrá en la lucha insurreccional de la Comuna.

1871 es el año final de la guerra franco-prusiana, es el año de la III República, es el año de la Comuna, es el año de la guerra civil… Francia vivirá un ajetreado año de luchas fratricidas. Thiers será el presidente la III República, pero el 18 de marzo estalla la insurrección comunal, proclamándose la Comuna días después. Jules Vallès la defenderá hasta el último momento, luchando desde las barricadas contra la reacción militar-burguesa.

Una vez ahogada en sangre la Comuna, e instalado en el poder el viejo orden con Thiers a la cabeza, Jules Vallès que ha sido condenado a muerte logrará escapar a Londres, donde iniciará su etapa de exilio hasta que la amnistía de 1880 le permita regresar a París. Durante este espacio de tiempo su obra literaria será pródiga, extensa y de alta calidad. Estos años de meditación en Londres lo convertirán en un clásico de las letras francesas. En 1876 comenzará su famosa trilogía de Jacques Vingtras, L’Enfant, nace tras cuatro meses de gestación. L’Enfant (El Niño) es la historia de la infancia de Jacques Vingtras, el libro lo inicia con una dedicatoria muy sugestiva, que dice así: <<A todos los que se murieron de aburrimiento en el colegio, o a los que su familia hizo llorar, que durante su infancia fueron tiranizados por sus maestros, o apaleados por sus padres, dedico este libro.>> El niño es un ser débil, enfermizo, amargado, adulto antes de hora y dispuesto a rebelarse contra los tratos que recibe cotidianamente en su casa o en el colegio. Vallès escribe y su pluma nos lleva a ese mundo, y a esa circunstancia que envuelve al niño Vingtras: <<¿Qué otros recuerdos tengo de mis primeros años? Recuerdo que en el invierno los pájaros venían a picotear a la nieve delante de mi ventana; que en verano me manchaba los pantalones en un patio maloliente; que en el fondo del sótano uno de los inquilinos cebaba patos. Me dejaba amasar las bolitas de salvado mojadas con que se atiborraban, y los animales se ahogaban. Mi madre aparecía frecuentemente para agarrarme por las orejas y darme un pescozón. Lo hacía por mi bien.>> El niño irá creciendo, y con él, crecerá su odio hacia la sociedad en que vive, asistirá al colegio y este será una prolongación de su casa; no en vano su padre es maestro. En el colegio aprenderá a temer a los superiores y a esconderse: <<El colegio como todos los colegios, como todas las cárceles, daba sobre una calle oscura…>>

El niño dará paso al muchacho y ése huirá a París, buscando la independencia, buscando el amor, buscando la vida, buscando la libertad… Y ese nuevo Jacques Vingtras, prolongación de ese niño que se ha escapado de casa, irá descubriendo el mundo, y las injusticias que reinan en el mundo le harán tomar conciencia: <<Voy todos los días a la calle Jacob para poner mi corazón en los libros que tienen allí, o para oír al periodista hablar de la bandera republicana colocada en los puentes y defendida por unas brigadas al grito de ¡Viva la nación! ¡Mueran los reyes! ¡La libertad o la muerte! No sé lo que es ser libre, pero sé lo que es ser víctima, lo sé a pesar de mis pocos años.>>

Jack Vingtras al igual que Jules Vallès será un insurrecto que luchará hasta el fin por la Comuna y por la revolución. Jack Vingtras es el espejo en el cual se prolonga la imagen reflejada de Jules Vallès; por eso, Jules Vallès y Jack Vingtras son una misma persona. París quedará provisionalmente atrás con sus obreros, sus insurrectos y sus revolucionarios utópicos. Jacques Vingtras regresará a Nantes, pero él sabe que su conciencia ha cambiado y que ya nada podrá devolverle al viejo camino: <<Todo cuanto me ha rodeado ha sido unido a la pobreza. Y ahora, en lugar de los discursos de Catón, de Cicerón, de gentes en o, onis, i orm, descubro que los hombres se reúnen en la plaza pública para discutir sobre su miseria y pedir trabajo o muerte.>>

Durante los últimos años de esta década Jules Vallès alcanzará el cénit de su apogeo literario; Emile Zola en su crítica literaria en Le Voltaire, dirá: <<Pero un novelista de la talla de Jules Vallès no tiene más que levantarse para ser visto.>> En su amargo exilio continuará escribiendo artículos bajo el seudónimo de Jean de la Rue. De Londres se desplazará a vivir a Bruselas, Vallès seguirá añorando los viejos tiempos de París, pero la realidad es la realidad y él es un condenado por insurrecto en Francia. Sus libros se suceden uno tras otro, el éxito de L’enfant le abre muchas puertas y sus libros son editados y reeditados. Publica Memoires d’un revolté y Le candidat des pauvres. Con la promulgación de la amnistía en Francia, Vallès logra su deseado sueño de volver a París. Han sido nueve largos de exilio. Jules Vallès regresa con un gran fardo de papeles mojados por el sudor y la sangre del olvido. De nuevo en su tierra le editarán el segundo tomo de Jacques Vingtras, Le Bachelier, el cual es la continuación metamórfica de su propia autobiografía, los años de estudio en la Universidad donde se sigue forjando el hombre con conciencia de rebelde. En 1882 aparece L’Insurgé (El Insurrecto), Jacques Vingtras ha crecido, ahora ya no es aquel niño que crecía odiando a su familia, a sus maestros, a la sociedad. Jacques Vingtras lo sabe, por eso, él es profesor, periodista, escritor. Pero al profesor lo despiden, al periodista le tapan la boca y al escritor no le dejan publicar, ¿qué ha de hacer en tal caso el hombre?

Cuando llega la hora de la rebelión de 1870, Vigntras estará al pie del cañón, pero la victoria durará tan solo dos días, la reacción vuelve al poder que en realidad no lo ha perdido. Cuando estalla la insurrección del 18 de marzo, Jacques Vingtras luchará de distrito en distrito hasta que la Comuna venza en todos ellos y París caiga en manos del Pueblo. El 26 de marzo, día de la proclamación de la Comuna, Le Cri du Peuple ha reaparecido, Jacques Vingtras (como Jules Vallès) es el redactor jefe del periódico revolucionario en que escribe: <<¡Qué jornada! El sol cálido y claro que dora la boca de los cañones, esa fragancia de flores, el ondear de las banderas, el murmullo de esa revolución que ha llegado tranquila y bella como una orilla azul.>> Y, más adelante, dirá: <<Ocurra lo que ocurra, aunque debamos ser vencidos de nuevo y morir mañana, nuestra generación está consolada. Hemos sido pagados por veinte años de angustias y derrotas.>> Cuando la reacción intente de nuevo el asalto a la Comuna. Vintgras volverá a estar al lado de los suyos, luchando hasta que con la derrota tenga que abandonarlo todo y exiliarse: <<Miro el cielo hacia donde está París. Es un azul frío, salpicado de nubes rojas. Parece una enorme blusa manchada de sangre.>>

Al regresar de su exilio, Jules Vallès, lanza su periódico Le Cri du Peuple, en el que escribe casi cada día artículos sociales y políticos; en el periódico colaboran un grupo de intelectuales socialistas y anarquistas. En su propio periódico y en folletones publica Souvenirs d’un étudian pauvre y Les grands jours de l’anne terrible.

En 1885 se agrava su diabetes. Redacta su testamento y se lo entrega a su fiel amigo Héctor Mâllot. El 25 de enero, a la temprana edad de 52 años, muere en París. Su entierro provoca una verdadera manifestación popular. Un año antes de su muerte en su periódico Le Cri du Peuple, escribe un trabajo que alcanzará gran resonancia: <<L’Aficche rouge (El cartel rojo), en este texto nostálgico, Vallès nos recordará un cartel que en forma de proclama fue pegado en los muros de París, el 6 de enero de 1871, y que pasó a la historia con este nombre. El manifiesto fue redactado por cuatro militantes representantes de diversas tendencias agrupadas en la coordinadora de los veinte distritos de París, entre los cuales se encontraba Jules Vallès.

En mayo de 1968, casi cien años después de la insurrección comunal, París arde… El pueblo vuelve a estar en la calle… La Sorbona ha sido ocupada por los estudiantes… Los obreros de todo el país están en huelga… El sistema burgués se tambalea… París, otra vez, es una fiesta. Banderas negras, anarquistas. Banderas rojas, marxistas. Y de nuevo los mitos revolucionarios y sus frases en las paredes: “Viva la Comuna”,”, “La libertad empieza por una prohibición: Prohibido prohibir”. El mayo francés vino a recordarnos que mientras la injusticia reine en la tierra, la Comuna vivirá, que como alguien ha dicho, la Comuna vive en cada uno de nosotros. Y Jules Vallès, desde du antiguo y lejano periódico Le Cri du Peuple, nos recuerda: <<Tú recogerás nuestra herencia. Hijo de los desesperados, tú serás el hombre libre.>>



Bibliografía:

París a sangre y fuego. Jornadas de la Comuna, por Luis Carreras, Calamus Scriptorium, Barcelona, 1979.

Los poetas de la Comuna, Maurice Choury, Seghers, París, 1970.

Historia de la Comuna (2 vol.), P. O. Lissagaray, Laisa, Barcelona, 1971.

La Comuna y el proletariado, Jesús Castellote / Miguel Pérez, ZYX, Madrid, 1966.

La guerra civil en Francia, Carlos Marx, R. Aguilera Editor, Madrid,1970.

El Niño, Jules Vallès, Alianza Editorial, Madrid, 1970.

Le Bachellier, Jules Vallès, París, Charpentier, 1947.

El Insurrecto, Jules Vallès, Editorial Mateo, Barcelona, 1970
Ferran Aisa-Pàmpols
(Ideas, n. 3, julio-agosto de 1980)

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