JULES
VALLÈS, CRONISTA DE LA COMUNA
El 26 de marzo de 1871
la primavera ha florecido. París vibra emocionalmente una nueva etapa de su
historia, el pueblo está en la calle sin miedo, esperanzado…, tras la gran
victoria proletaria del 18 de marzo, acude a las urnas para elegir al nuevo
ayuntamiento y a los diputados de la Comuna. Al día siguiente más de doscientos
mil ciudadanos se acercan al ayuntamiento; las calles y plazas están llenas de
banderas rojas, banderas negras, la multitud canta la Marsellesa. Los miembros
del comité central, portando una gran bandera roja, aparecen en un balcón; el
poder ha sido entregado a la Comuna; Ranvier, en nombre del comité, da el grito
de guerra: <<Queda proclamada la Comuna en nombre del pueblo.>>
Hablar de Jules Vallès
es hablar de la Comuna, pues él, aparte de ser un activo participante de la
revolución comunal, desde las barricadas en la calle y desde la tribuna de su
periódico Le Cri du Peuple (El grito
del pueblo), es miembro electo en las elecciones comunales y forma parte del
comité central de la Comuna en su calidad de responsable de Enseñanza y
Cultura. Vallès, posteriormente, tras la debacle a sangre y fuego del 26 de
mayo con el triunfo de los reaccionarios encabezados por Thiers, será condenado
a muerte, aunque logrará escapar a Londres, desde donde continuará colaborando
en periódicos y escribirá su famosa trilogía de Jacques Vingtras, verdadera
obra de arte de la narrativa épica francesa.
Jules Vallès nace en Le
Puy-en-Velay (Alto Loira), el 5 de junio de 1832, en Francia reina Luis Felipe.
En 1840 marcha a vivir a Saint Etienne; su padre que es maestro ha sido
trasladado al Colegio Real de esta ciudad, aquel mismo año en París Thiers
forma gobierno. En 1848 se instala en París para estudiar y es testigo de la
revolución de mayo y de la proclamación de la República. Luis Napoleón es
elegido presidente por sufragio universal. Carlos Marx y Federico Engels
redactan en Londres el Manifiesto
Comunista.
Jules Vallès es un
joven rebelde, lo es desde los primeros pasos en la vida, no le gusta el
ambiente social en el que vive y se rebela. De sus sueños de rebelión nacerá
una gran obra literaria, la trilogía de Jacques Vingtras, L’enfant, Le Bachelier y L’Insurgé,
es el enfoque de la vida vista por un rebelde, Jack Vingtras, al igual que
muchos niños de su generación y de otras posteriores, será víctima de la
educación cruel e irracional de los “educadores” (padres y maestros), el niño
terminará por convertirse en un rebelde y el rebelde en un insurrecto.
En 1850 le suspenden en
el examen para el título de bachiller en Rennes, un año más tarde se dedica a
actividades políticas clandestinas en París, con un grupo de jóvenes forma el
“Comité des Jeunnes”, se proponen secuestrar a Luis Napoleón. Tras el golpe de
Estado del 2 de diciembre, el “Comité des Jeunnes” se subleva por las calles de
París. Aquel año de 1851, su padre, temiendo las repercusiones que puedan
acaecer tras los acontecimientos políticos de su hijo, consigue del médico de
la familia en Nantes, un certificado acreditativo en que consta que Jules sufre
enajenación mental. El día 31 de diciembre ingresa en el manicomio de
Saint-Jacques.
La vida de Jules Vallès
será siempre un ir y venir de sí mismo a los demás, su vida será una entrega
total a la causa justa del pueblo, su alegría será inmensa cuando la Comuna
triunfe en París. Un año antes de morir declarará en un periódico parisino que
colocaba por encima de todo, incluido sus éxitos literarios, su participación
en la redacción de la proclama insurreccional de la Comuna. En el mes de
febrero de 1852, el director de Saint-Jacques certifica que Jules sufre
tormentos imaginativos con tendencia al suicidio. Un mes más tarde, se asegura
la curación casi milagrosa y se le deja en libertad. En julio, Vallès, volverá
a París reincorporándose a sus actividades subversivas… La Constitución
francesa otorga poderes especiales a Napoleón, proclamándolo Emperador. Al año
siguiente, Vallès será encarcelado en Mazas por tomar parte en un complot
contra Napoleón. Aquel mismo año empezará sus estudios de derecho. En 1856
vivirá en plena miseria en una buhardilla con un amigo de infancia. Será uno de
sus peores años. Abandonado y olvidado de todos empezará a escribir. Al año
siguiente morirá su padre, para Jules es como la liberación de una sombra
liberadora, él ha odiado a su familia desde la infancia. Aquel mismo año de
1857, edita su primer libro L’Argent par
un homme de lettres devenu homme de bourse. También en el mismo año iniciará
sus colaboraciones periodísticas bajo el seudónimo de Max. Desde las columnas
de Le Figaro y de Le Présent, escribirá crónicas mordaces
y críticas que le convertirán en un periodista famoso; y en estos periódicos
aparecerán artículos importantes como “Un refractarie illustre”, “Le dimanche
d’un jeune homme pauvre, ou le sepetième jour d’un condamné”. Estos iniciales
éxitos periodísticos le permitirán colaborar en otras publicaciones
importantes, como Le Boulevard, Le
Progrés de Lyon, L’Époque… En 1863 es nombrado auxiliar en el Liceo de
Caen, no tardarán en hacerle dimitir, causas: enseñar a sus alumnos a rebelarse
contra todo… En el diario L’Époque
publicará en folletones su novela Jean
Delbene. En agosto enviado por el periódico L’Époque viajará a Londres. En la capital inglesa conocerá a
Dickens, con el que estrechará grandes lazos de amistad.
Jules Vallès, que
durante seis años trabajó en la alcaldía de Vaugirad, en 1866 le hacen
presentar la dimisión como empleado, de esta manera pierde su sueldo fijo, el
cual estaba estipulado en 1.200 francos anuales. A pesar de la pérdida del
empleo, sus escritos proliferan, lo cual le permiten percibir los emolumentos
necesarios para seguir viviendo, para seguir escribiendo, para seguir
sufriendo… El periodismo será su salvación. Este mismo año le editan La Rue y escribe sus artículos en Le Figaro, L’Evénement, La Liberté, Le Nain
Jeune. Sus obras irán apareciendo a la luz pública, una tras otra, en
folletones editados por los periódicos, y así publicará Les Enfants du Peuple, Un gentil homme, Le parodie, Pierre Moras.
En 1869 se presentará a
las elecciones legislativas como socialista revolucionario, pero no será
elegido. En el año siguiente toma parte en los disturbios políticos y
revolucionarios de la Comuna, con 30 insurrectos ocupa durante unas horas la
alcaldía de la Villette y forma parte del comité revolucionario de los 20 “arrondissements·
de París. Jules Vallès que en 1869 había sido nombrado redactor en jefe de Le Peuple y Le Refractaire, en 1870 por iniciativa suya convertirá el periódico
La Rue en diario, y un año más tarde
fundará Le Cri du Peuple, que tanta
importancia tendrá en la lucha insurreccional de la Comuna.
1871 es el año final de
la guerra franco-prusiana, es el año de la III República, es el año de la
Comuna, es el año de la guerra civil… Francia vivirá un ajetreado año de luchas
fratricidas. Thiers será el presidente la III República, pero el 18 de marzo
estalla la insurrección comunal, proclamándose la Comuna días después. Jules
Vallès la defenderá hasta el último momento, luchando desde las barricadas
contra la reacción militar-burguesa.
Una vez ahogada en
sangre la Comuna, e instalado en el poder el viejo orden con Thiers a la
cabeza, Jules Vallès que ha sido condenado a muerte logrará escapar a Londres,
donde iniciará su etapa de exilio hasta que la amnistía de 1880 le permita
regresar a París. Durante este espacio de tiempo su obra literaria será
pródiga, extensa y de alta calidad. Estos años de meditación en Londres lo
convertirán en un clásico de las letras francesas. En 1876 comenzará su famosa
trilogía de Jacques Vingtras, L’Enfant,
nace tras cuatro meses de gestación. L’Enfant
(El Niño) es la historia de la infancia de Jacques Vingtras, el libro lo
inicia con una dedicatoria muy sugestiva, que dice así: <<A todos los que
se murieron de aburrimiento en el colegio, o a los que su familia hizo llorar,
que durante su infancia fueron tiranizados por sus maestros, o apaleados por
sus padres, dedico este libro.>> El niño es un ser débil, enfermizo,
amargado, adulto antes de hora y dispuesto a rebelarse contra los tratos que
recibe cotidianamente en su casa o en el colegio. Vallès escribe y su pluma nos
lleva a ese mundo, y a esa circunstancia que envuelve al niño Vingtras:
<<¿Qué otros recuerdos tengo de mis primeros años? Recuerdo que en el
invierno los pájaros venían a picotear a la nieve delante de mi ventana; que en
verano me manchaba los pantalones en un patio maloliente; que en el fondo del
sótano uno de los inquilinos cebaba patos. Me dejaba amasar las bolitas de
salvado mojadas con que se atiborraban, y los animales se ahogaban. Mi madre
aparecía frecuentemente para agarrarme por las orejas y darme un pescozón. Lo
hacía por mi bien.>> El niño irá creciendo, y con él, crecerá su odio hacia
la sociedad en que vive, asistirá al colegio y este será una prolongación de su
casa; no en vano su padre es maestro. En el colegio aprenderá a temer a los
superiores y a esconderse: <<El colegio como todos los colegios, como
todas las cárceles, daba sobre una calle oscura…>>
El niño dará paso al
muchacho y ése huirá a París, buscando la independencia, buscando el amor,
buscando la vida, buscando la libertad… Y ese nuevo Jacques Vingtras,
prolongación de ese niño que se ha escapado de casa, irá descubriendo el mundo,
y las injusticias que reinan en el mundo le harán tomar conciencia: <<Voy
todos los días a la calle Jacob para poner mi corazón en los libros que tienen
allí, o para oír al periodista hablar de la bandera republicana colocada en los
puentes y defendida por unas brigadas al grito de ¡Viva la nación! ¡Mueran los
reyes! ¡La libertad o la muerte! No sé lo que es ser libre, pero sé lo que es
ser víctima, lo sé a pesar de mis pocos años.>>
Jack Vingtras al igual
que Jules Vallès será un insurrecto que luchará hasta el fin por la Comuna y
por la revolución. Jack Vingtras es el espejo en el cual se prolonga la imagen
reflejada de Jules Vallès; por eso, Jules Vallès y Jack Vingtras son una misma
persona. París quedará provisionalmente atrás con sus obreros, sus insurrectos
y sus revolucionarios utópicos. Jacques Vingtras regresará a Nantes, pero él
sabe que su conciencia ha cambiado y que ya nada podrá devolverle al viejo
camino: <<Todo cuanto me ha rodeado ha sido unido a la pobreza. Y ahora,
en lugar de los discursos de Catón, de Cicerón, de gentes en o, onis, i orm,
descubro que los hombres se reúnen en la plaza pública para discutir sobre su
miseria y pedir trabajo o muerte.>>
Durante los últimos
años de esta década Jules Vallès alcanzará el cénit de su apogeo literario;
Emile Zola en su crítica literaria en Le
Voltaire, dirá: <<Pero un novelista de la talla de Jules Vallès no
tiene más que levantarse para ser visto.>> En su amargo exilio continuará
escribiendo artículos bajo el seudónimo de Jean de la Rue. De Londres se
desplazará a vivir a Bruselas, Vallès seguirá añorando los viejos tiempos de
París, pero la realidad es la realidad y él es un condenado por insurrecto en
Francia. Sus libros se suceden uno tras otro, el éxito de L’enfant le abre muchas puertas y sus libros son editados y
reeditados. Publica Memoires d’un revolté
y Le candidat des pauvres. Con la
promulgación de la amnistía en Francia, Vallès logra su deseado sueño de volver
a París. Han sido nueve largos de exilio. Jules Vallès regresa con un gran
fardo de papeles mojados por el sudor y la sangre del olvido. De nuevo en su
tierra le editarán el segundo tomo de Jacques Vingtras, Le Bachelier, el cual es la continuación metamórfica de su propia
autobiografía, los años de estudio en la Universidad donde se sigue forjando el
hombre con conciencia de rebelde. En 1882 aparece L’Insurgé (El Insurrecto), Jacques Vingtras ha crecido, ahora ya no
es aquel niño que crecía odiando a su familia, a sus maestros, a la sociedad.
Jacques Vingtras lo sabe, por eso, él es profesor, periodista, escritor. Pero
al profesor lo despiden, al periodista le tapan la boca y al escritor no le
dejan publicar, ¿qué ha de hacer en tal caso el hombre?
Cuando llega la hora de
la rebelión de 1870, Vigntras estará al pie del cañón, pero la victoria durará
tan solo dos días, la reacción vuelve al poder que en realidad no lo ha
perdido. Cuando estalla la insurrección del 18 de marzo, Jacques Vingtras
luchará de distrito en distrito hasta que la Comuna venza en todos ellos y
París caiga en manos del Pueblo. El 26 de marzo, día de la proclamación de la
Comuna, Le Cri du Peuple ha
reaparecido, Jacques Vingtras (como Jules Vallès) es el redactor jefe del
periódico revolucionario en que escribe: <<¡Qué jornada! El sol cálido y
claro que dora la boca de los cañones, esa fragancia de flores, el ondear de
las banderas, el murmullo de esa revolución que ha llegado tranquila y bella
como una orilla azul.>> Y, más adelante, dirá: <<Ocurra lo que
ocurra, aunque debamos ser vencidos de nuevo y morir mañana, nuestra generación
está consolada. Hemos sido pagados por veinte años de angustias y
derrotas.>> Cuando la reacción intente de nuevo el asalto a la Comuna.
Vintgras volverá a estar al lado de los suyos, luchando hasta que con la
derrota tenga que abandonarlo todo y exiliarse: <<Miro el cielo hacia
donde está París. Es un azul frío, salpicado de nubes rojas. Parece una enorme
blusa manchada de sangre.>>
Al regresar de su
exilio, Jules Vallès, lanza su periódico Le
Cri du Peuple, en el que escribe casi cada día artículos sociales y
políticos; en el periódico colaboran un grupo de intelectuales socialistas y
anarquistas. En su propio periódico y en folletones publica Souvenirs d’un étudian pauvre y Les grands jours de l’anne terrible.
En 1885 se agrava su
diabetes. Redacta su testamento y se lo entrega a su fiel amigo Héctor Mâllot.
El 25 de enero, a la temprana edad de 52 años, muere en París. Su entierro
provoca una verdadera manifestación popular. Un año antes de su muerte en su
periódico Le Cri du Peuple, escribe
un trabajo que alcanzará gran resonancia: <<L’Aficche rouge (El cartel rojo), en este texto nostálgico, Vallès
nos recordará un cartel que en forma de proclama fue pegado en los muros de
París, el 6 de enero de 1871, y que pasó a la historia con este nombre. El
manifiesto fue redactado por cuatro militantes representantes de diversas
tendencias agrupadas en la coordinadora de los veinte distritos de París, entre
los cuales se encontraba Jules Vallès.
En mayo de 1968, casi
cien años después de la insurrección comunal, París arde… El pueblo vuelve a
estar en la calle… La Sorbona ha sido ocupada por los estudiantes… Los obreros
de todo el país están en huelga… El sistema burgués se tambalea… París, otra
vez, es una fiesta. Banderas negras, anarquistas. Banderas rojas, marxistas. Y
de nuevo los mitos revolucionarios y sus frases en las paredes: “Viva la
Comuna”,”, “La libertad empieza por una prohibición: Prohibido prohibir”. El
mayo francés vino a recordarnos que mientras la injusticia reine en la tierra,
la Comuna vivirá, que como alguien ha dicho, la Comuna vive en cada uno de
nosotros. Y Jules Vallès, desde du antiguo y lejano periódico Le Cri du Peuple, nos recuerda:
<<Tú recogerás nuestra herencia. Hijo de los desesperados, tú serás el
hombre libre.>>
Bibliografía:
París
a sangre y fuego. Jornadas de la Comuna, por Luis Carreras, Calamus Scriptorium,
Barcelona, 1979.
Los
poetas de la Comuna, Maurice Choury, Seghers, París, 1970.
Historia
de la Comuna (2 vol.), P. O. Lissagaray, Laisa, Barcelona, 1971.
La
Comuna y el proletariado, Jesús Castellote / Miguel Pérez, ZYX, Madrid, 1966.
La
guerra civil en Francia, Carlos Marx, R. Aguilera Editor, Madrid,1970.
El
Niño, Jules Vallès, Alianza Editorial, Madrid, 1970.
Le
Bachellier, Jules Vallès, París, Charpentier, 1947.
El
Insurrecto, Jules Vallès, Editorial Mateo, Barcelona, 1970
Ferran Aisa-Pàmpols(Ideas, n. 3, julio-agosto de 1980)
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