(DOSSIER A CULTURA/S DE LA VANGUARDIA AMB MOTIU DEL CENTENARI DE LA CNT. ARTICLES DE XAVIER MONTANYÀ, FERRAN AISA, CARLES SERRAT, PÈPE RIBAS I MIGUEL MOREY)
EL MOVIMIENTO LIBERTARIO Y LA CULTURA. LA OBRA CONSTRUCTIVA
FERRAN AISA
La cultura libertaria centró su discurso en la solidaridad, la autonomía individual, el federalismo y el apoyo mutuo; y desarrolló su pedagogía didáctica a través de temas de ordinario moral y regeneracionista, siempre de acuerdo con las bases de la educación racional y las leyes de la naturaleza. El anarquismo cultural, que buscaba el perfeccionamiento humano, predicaba contra los vicios de la sociedad y se mostraba contraria al alcohol, el tabaco, la prostitución, etc. Desarrolló la idea de una vida sana e higiénica a través del vegetarianismo, del naturismo y del ejercicio al aire libre. Sus postulados defendían la libertad del ser humano, la igualdad de sexos, la liberación de la mujer, el respeto a la tierra, el laicismo, la abolición de la explotación salarial…
El movimiento libertario organizado se preocupó primero de enseñar a leer y escribir a los obreros y campesinos, y luego de ilustrarlos. Las ideas de acción directa, de apoyo mutuo y de solidaridad están presentes en tota forma de educación libertaria, y en los congresos obreros, desde la Primera Internacional, se discutió sobre la forma de crear escuelas, publicaciones, cooperativas, mutuas, ateneos y centros sociales. La meta del pensamiento anarquista era la consecución de una sociedad de hombres y mujeres libres, que cooperasen juntos en la administración de las cosas y de la vida, unidos por un pacto de armonía, sin propiedad privada, dirigentes ni clases sociales.
La CNT fundada ahora hace cien años recogió la herencia de la Internacional, y, a través del sindicalismo, potenció las ideas anarquistas en el seno de la clase obrera. La práctica libertaria en asambleas, mítines y conferencias ayudó a crear éste espíritu crítico y solidario de democracia directa. Ésta cultura obrera impregnada de raíces ácratas fue capaz de desarrollar un importante movimiento emancipador, y a través de sus luchas, triunfos y fracasos levantó el espíritu rebelde de las capas explotadas de la sociedad. Fruto de esta lucha por la emancipación humana desarrollada por el anarquismo durante tres generaciones seguidas de hombres y mujeres, fue posible que, vencidos los militares golpistas en Barcelona el julio de 1936, se pusiese en marcha un proceso revolucionario que tuvo en las colectivizaciones uno de sus aspectos más originales y creativos, sin parangón en la economía mundial. La autogestión generalizada se extendió, de una manera espontánea, a todos los sectores: industria, servicios públicos, transportes, comercio, energía, espectáculos, distribución, agricultura…
La nueva economía revolucionaria fue regulada por los Comités Económicos creados para distribuir equitativamente los frutos del trabajo y quedó enmarcada por el Decreto de Colectivización de la Generalitat de Catalunya de 24 de octubre de 1936.
La pedagogía fue otro de los elementos constructivos de los anarquistas, que colaboraron en la constitución del CENU (Consejo de la Escuela Nueva Unificada), que recogía las experiencias de las grandes líneas renovadoras de la enseñanza y las corrientes pedagógicas libertarias, desde las técnicas Freinet o Montessori a la Escuela Moderna i la racionalista. Los anarquistas estuvieron presentes también en los comités locales y en los Ayuntamientos populares donde cumplieron una importante función organizativa colaborando con las demás fuerza antifascista a resolver los problemas inmediatos de los ciudadanos: abastos, sanidad, comunicación, escuelas, cultura, refugios antiaéreos, soporte a las milicias, ayuda a refugiados, campañas de solidaridad, etc.
Acabada la guerra con la derrota republicana, el anarquismo se refugió en el exilio y en la clandestinidad; y, a pesar de la represión, emprendió una lucha incansable contra el franquismo, con los guerrilleros urbanos y con los cuadros sindicales de base. En la transición rebrotó con inusitada fuerza la CNT, pero los avatares de la historia la llevaron a convertirla en un movimiento minoritario. Su historia pero es patrimonio de todos y una parte de ella se encuentra depositada en los documentos de la CNT-FAI que guarda desde 1939 el Instituto de Historia Social de Ámsterdam, ahora una gran parte microfilmados por la Fundación Anselmo Lorenzo de Madrid. En Barcelona el gran archivo libertario pertenece al Ateneo Enciclopédico Popular, entidad fundada en 1902 por obreros y estudiantes, entre los cuales destacaban Francesc Layret y Lluís Companys. El AEP que fue expropiado por el franquismo en 1939 y reconstruido en 1980, se ha dedicado a recoger documentación para ponerla al alcance de los historiadores. En los anaqueles de su local en el edificio de la Biblioteca Arús se amontonan libros, publicaciones, cajas de archivo, etc., a la espera de encontrar un espacio mejor para ellos, pues, desde hace tiempo, el AEP, viene reclamando un nuevo local que reúna las condiciones necesarias y dignas para salvaguardar éste importante archivo de la historia de la clase obrera.
Ferran Aisa
(La Vanguardia. Cultura/s núm. 440, 24-11-2010)
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