JOAN
MANUEL SERRAT CANTÓ A MIGUEL HERNÁNDEZ
Tenía
el propósito de escribir sobre Miguel Hernández, me viene a tiro unos recitales
del cantante Serrat efectuados recientemente en el cine Tívoli de nuestra
ciudad. Joan Manuel Serrat que, como hizo anteriormente con Machado, ha
musicado los textos poéticos del poeta levantino con la sobriedad y
profesionalidad que le caracteriza, aunque a mi parecer el actual álbum no
tiene el acierto más profundo del álbum dedicado al poeta andaluz. Considero
que musicar a un poeta es arriesgado y difícil, pero el cantautor del Poble Sec
ha salido perfectamente victorioso. La canción comercial forma parte del
tinglado capitalista con sus promociones y marketing incluido. También los
cantantes comprometidos caen en esta trampa si quieren que su obra sea
promocionada por los medios de comunicación, sea conocida y sus discos sean
comprados por los fans. Serrat es un cantante comercial, pero su obra tiene
diversos rasgos y en ella cabe también el compromiso. La música de Serrat está
marcada por la estética y las letras de sus canciones tienen belleza y poesía.
Serrat es a la vez un cantante para chicas, pero también para jóvenes y para
menos jóvenes. Serrat es tierno y, a la vez, comprometido. Serrat canta a
Hernández o a Machado y con ello promociona cultura, al igual que el valenciano
Raimon música Espriu o Ausiàs March o el francés Léo Ferré compone canciones
con poemas de Louis Aragon. La canción se pone al servicio de la poesía y
aprovechando la difusión por los “mass media”, que tanta importancia le dan
actualmente a la canción, sirve de trampolín para que una obra determinada de
un autor sea conocida.
La
cultura por lógica debería promocionarse para que llegase lo más lejos posible
y fuese aprovechada por las capas menos favorecidas de la sociedad. La poesía
debería formar parte de la buena educación desde la escuela y, posteriormente,
incitar al hombre y a la mujer a que tuviesen ansias de saber. Difícil papeleta
la del mundo de la cultura, sobre todo cuando vemos la dejadez de la gente que
no se cultiva intelectualmente. ¿Por qué será? Tal vez por voluntad propia o
por la dejadez del Estado.
Nuestra
piel de toro está huérfana de grandes autores, los marginó Franco. Artistas del
verso y paladines de la palabra por su causa republicana e ideológica tuvieron
que huir al exilio. Esta bella expresión literaria de carácter ético, de pluma
libre, prendada de honestidad y revestida de dignidad humana fue pisoteada por
los nuevos aires triunfales del falangismo.
El
hombre digno, fiel a sí mismo y a sus postulados, se rebela contra la
injusticia y prefiere morir de pie que vivir de rodillas. Miguel Hernández fue
un rebelde, un hijo del pueblo, un luchador nato. Miguel de España fue el poeta
de los humildes. Serrat, con su voz quebrada, busca la raíz humana de Miguel.
Los versos de éste, con su dolor, su vida, su amor, su esperanza, su fracaso,
su alegría, su lucha…, y su muerte en cautiverio víctima de la más trágica de
todas las guerras de nuestro tiempo, son testimonio de un tiempo perdido. Los
poemas llegan al público en general como el desgarrado canto de una
desesperanza: la tragedia individual y colectiva de un hombre y su pueblo. El
autodidacta pastor y poeta de Orihuela vivió y murió en un trágico destino
marcado por un intenso olor de juventud. Treinta y un años de vida forjaron su
desesperanza, en este corto periplo de vida donde desarrolló toda su gran, pero
sencilla, personalidad humana. Me extrañó que en el recital no pronunciase ni
una sola vez el nombre del poeta al que cantaba, solamente el frío papel del
programa aclaraba que la segunda parte estaría dedicada a los poemas de
Hernández, pero no es lo mismo conocer el nombre del autor de unas letras que
conocer realmente quien fue el autor de aquellos poemas, ¿qué es lo que hizo y
por qué? Tampoco soy tan ingenuo para creerme que todos los que asistían al
recital hubiesen leído a Hernández ni que se dé por sentado que en toda España
sea conocido. Por esto creo que es importante este nuevo trabajo de Serrat con
un poeta español, el disco servirá para divulgar los poemas de un gran poeta. Y
realmente me reafirmo en creer que muchos de los que vitoreaban a Serrat en el
Tívoli conociesen al autor de Vientos del
Pueblo, esto se notó en la frialdad de la sala donde el público prefirió
más Mediterráneo (obra magistral de
Serrat) que el sangrante y dramático Para
la libertad o el poema denuncia de explotación infantil El niño yuntero o el tierno y patético Nanas de la cebolla. La poesía de
Hernández dejó atrás sus senderos locales del terruño, sus huertas y sus cabras
para volar desde su provincianismo hasta lo más elemental de la tragedia
universal: El hombre acechaba con la furia del rayo que se precipita contra la
tierra.
Ferran
Aisa-Pàmpols
(Agenda, Barcelona, diciembre de 1972)
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