(El poeta chileno Pablo Neruda en La Isla Negra) |
ODA AL AMIGO PABLO NERUDA
Ferran Aisa
Como un torrente de agua
caías Pablo chorreando en luz
sobre mis ingenuas pupilas,
tus versos danzantes del fuego
tus versos preñados de sabiduría
tus versos como viento del pueblo
tus versos creaban altas montañas,
cimas casi inalcanzables
que yo intentaba escalar.
Son altas las torres
son altas las cimas de la poesía
son llanas las palabras
que muerden, blasfeman y pelean;
son altas las montañas,
pero, como tú, no desfallezco,
como tú Pablo el llano,
guerrillero de la palabra
paladín de la justicia
señor de la poesía, la luz
y la libertad.
Poeta hermano, amigo Pablo,
me duele España, dijiste,
ahora duele Chile,
me pesa tu América
subyugada por el yugo militar,
me acongoja el canto araucano
de tu alma voladora e hispana.
Me duele Chile y Allende y su causa,
me duele tu sueño vencido
por la tiranía inhumana, me duele
la muerte de tus compañeros
la muerte
y la voz callada del pueblo.
Silencio y arena,
alud de nieve y vómito de volcán
entierran al hombre
dócilmente rebelde, manso,
lleno de huracanes,
la última palada de tierra
la última oración
la última canción del gorrión
antes de caer de la rama.
El hombre muere
en la soledad de la tierra.
Poeta Pablo eras un huracán
que azotaba continentes
planetas humanos
con sangre roja
y huesos en las manos,
Neftalí Reyes, tu nombre
amigo Pablo
heredado de la tierra,
con los ríos y los océanos
con los árboles y las casas
con las jóvenes madres y las viejas madres
con los jóvenes obreros y los viejos labriegos;
Pablo, tu sino escrito en el cielo
tenía el color bruñido
de las cosas queridas y sudadas,
color de trigo como el sol
de las mañanas ansiadamente esperadas,
tu nombre poeta Pablo se escribía
en las paredes humilladas de las casas
de tantos y tantos desheredados.
Poeta Pablo cantaste
desde la rama del árbol como el pájaro
siempre libre, las rejas
no se han hecho ni para los pájaros
ni para las flores ni para los hombres...
¡Oh, Pablo!, no eras tan sólo flor de un día
sino todo un jardín
de miles de siglos
de miles de flores
de miles de abejas
de miles de hormigas
de miles de besos
de miles de calaveras
de miles de sueños
de miles de versos,
tu furia, Pablo, empujaba mordazmente
las venas de la garganta
enrojeciéndote el rostro
como una bandera roja,
y tú con tu voz y tus versos
encendías la casa de todos
los devoradores de animales salvajes,
¡oh, cantor del pueblo!,
tu voz era la casa,
el universo era tu inspiración
y en tu corazón mojabas la pluma
para elevar tu canto como una bandera
de los hijos del miedo
de los hijos del silencio
de los hijos sin destino
de los hijos desheredados
de los hijos vencidos;
y con tu poesía te rebelabas
contra la pisoteada libertad,
libertad vendida y revendida,
prostituida al mejor postor,
y en la quimérica paz
se rebelaba tu verso
con el rotundo No
de los hombres dignos y valientes.
Amigo Pablo, poeta llano,
labor sudada de la tierra,
surco poético,
fértil paraíso labrado
con los sueños pisoteados
del campesino pobre y humillado;
poeta Pablo rompiste
el eco de la Historia
escribiste Lenin
galopaste con el viento
y en todas partes dejaste
arrogancia de tu cuerpo,
sangre del pueblo.
Arauco, campesino de la pluma,
elevador de sueños en los vuelos nocturnos
del cazador Cupido,
eros y thanatos,
trazador de senderos y surcos,
agrimensor de la palabra,
hermano del sol, primo de la luna,
cofrade de la Virgen de la lluvia,
amante de la aurora,
viajante de la memoria,
rebelde de frente ancha,
hermano poeta, luchador,
poeta Pablo rompiste
como Moisés las tablas de Dios
en la espalda de los poderosos.
Amigo Pablo, cantor,
camino rojo de la aurora,
estela audazmente roja,
roja, roja, roja, roja, roja
como tu sangre de hombre libre
como tu cuerpo convertido en mapa
montañas y valles extendidos a tus pies
con todas las heridas
con todas las pasiones
con todas las fraguas
con todas las verdades
con todas las mentiras
con todas las razones
con todas las moradas
con todas las sinrazones
con todas las pisadas;
hermano poeta, cantor,
en tu angosto camino
una mujer preñada de amor
extendía el manto rojo
bordado a mano
con sangre roja
la palabra libertad.
Campesina, mujer, amante,
tierna, afable, mujer, amor...,
tu amor, Pablo, tu amor,
como el volcán furioso
como el lobo hambriento
como el mar agitado
como el cielo azul
cubierto de nubes negras,
tu amor, Pablo, tu amor,
tu amor, siempre tu amor
como el volcán furioso
que vomita lava y fuego,
así Pablo, así fuiste tú,
Pablo, así... y luego,
hermano poeta, la vida
y la muerte de cada día.
Ferran Aisa-Pàmpols
(Publicat a Todo el fuego sobre el mar,
Edicions El Vaixell Blanc, Barcelona, 1986)
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