(L'exèrcit vencedor col·loca la bandera dels nacionals al Palau de la Generalitat) |
L'OCUPACIÓ DE BARCELONA PER L'EXÈRCIT FRANQUISTA
FERRAN AISA
El dia 25 de gener les tropes franquistes ja havien ocupat Olesa, Martorell, Manresa, Castelldefels, Prat de Llobregat i avançaven cap a Terrassa, Rubí i Pins del Vallès. Manuel Tagüeña, escrigué:
<<El 25 de enero, desde poco después del amanecer, presencié, desde mi puesto de mando en el vértice de San Pedro Mártir, todo el desarrollo del combate, en que se decidió la suerte de Barcelona. En dicha altura, aprovechando las construcciones de los depósitos de agua de la ciudad, estaban bien protegidos unos equipos de observación de artillería y de la defensa antiaérea. Una vez que se disipó la nieblilla matinal, pudimos ver bien el valle del río Llobregat, pero era difícil identificar el movimiento de fuerzas. Sin embargo, hacia la mitad del día vimos, sin lugar a dudas, cómo bajo fuego débil de nuestra artillería las fuerzas enemigas vadeaban el río, cerca de Molins. También combatían más al sur, por Prat, pero la observación era más difícil. Todo el resto de la jornada oímos el ruido de armas de infantería y vimos el avance de pequeños grupos de soldados en todas direcciones... (...) La aviación italiana i alemana estuvo bombardeando todo el día nuestro observatorio, aunque las bombas caían siempre en las laderas, alcanzando algunas de ellas a mi cuartel general. (...) No me hacía ningún tipo de ilusiones sobre la suerte que iba a correr la ciudad. Me sentía totalmente agotado e impotente. No tenía ningún enlace con el Ejército del Ebro, ni sabía nada de la situació del V Cuerpo, salvo que el enemigo había ocupado Terrassa, Rubí y rebasaba Sabadell, envolviendo Barcelona por el norte. (...) En Montjuich se replegaron los restos de la 43 Divisió, cuyos tres jefes de brigada habían desertado ese día, abandonando a sus soldados. Entre el Tibidabo y Montjuich estaba la 3ª División. En total el XV Cuerpo contaba esa noche con unos 2.000 hombres, increiblemente todavía dispuestos a luchar, mientras una gran masa de fugitivos, militares y civiles, en alud incontenible se apresuraban hacia la frontera francesa. Contra nuestros dos mil soldados convergían los cuepos italianos, de Navarra i Marroquí, con un total de unos cien mil combatientes, enardecidos por la victoria y por la cercanía de la capital catalana, que se preparaban a asaltar>>
El dia 25 de gener la Soli clama per darrera vegada: <<¡Barcelona, baluarte de la independencia de España! i ¡Cada hombre un combatiente!>>. El mateix dia ERC feia una crida als ciutadans: <<¡Tots els homes útils a fortificar!>> i <<Català!: estiguis atent al mot d’ordre dels governants. La pàtria necessita de tu>>, però, en aquells moments, la majoria de dirigents d’Esquerra i de governants ja eren camí de França. Un dia abans que entressin els anomenats “Nacionals” la CNT i la UGT tornaven a convocar al poble de Catalunya a resistir. Manuel Tagüeña, a les seves memòries, manifesta:
<<Pensar que la població de la capital catalana se iba a alzar para defenderla, era completamente ilusiorio. En los últimos días, a pesar de todos los llamamientos, de un millón de habitantes se habían reunido escasamente mil para fortificar. Barcelona aceptaba la derrota con tristeza y no veía objecto alguno en prolongar la lucha; ya no estábamos en 1936. La gran mayoría de la gente estaba hambienta y deseando que terminara como fuera la terrible pesadilla de la guerra. Los constantes bombardeos de la aviación enemiga, que en los últimos días se sucedían sin cesar, habían ayudado a derrumbar su moral. Lo que nos hacía falta eran soldados, y éstos no podían surgir de la nada en el par de hora que faltaban para el amanecer del día 26 de enero.>>
Les tropes franquistes, als turons de la ciutat, estaven a punt d’entrar a Barcelona, sota la direcció militar dels generals Yagüe i Solchaga. Joan Comorera, secretari del PSUC, va posar-se en contacte amb les unitats militar que hi havia a Barcelona per fer-los saber el pànic que s’havia produït a Barcelona amb la notícia de l’entrada dels franquistes que ja baixaven pel Tibidabo, Vallvidrera i Sant Pere Màrtir. Tagüeña, ho rememora:
<<A les tres de la tarde del día 26 se produjo, de repente, un pánico tremendo que se extendió por toda Barcelona. y una última oleada de fugitivos se precipitó hacia San Andrián del Besós. Parecía mentira que todavía quedara tanta gente para salir: centros de mobilización, oficinas del gobierno, militares, civiles, carabineros, guardias de asalto... Nuestras unidades también retrocedían apresuradamente y el enemigo, que, con gran prudencia, había estado acumulando sus tropas en el lindero de la ciudad, se lanzó hacia dentro en pequeñas columnas, precedidas de tanques, que rápidamente penetraron por las principales avenidas. Fueron minutos de tremenda confusión. Mientras por una calle entraban los conquistadores, aclamados por los gritos de sus simpatizantes, por la de al lado se retiraban nuestros maltrechos hombres, las piezas de artillería, los tanques, los blindados. Muchos de nuestros soldados, e incluso oficiales, que hasta entonces habían sido magníficos combatientes, tiraban las armas y se entregaban, considerando inútil seguir adelante.>>
Els cossos de l’Exèrcit italià, navarrès i marroquí van anar entrant a Barcelona per Collserola, la Diagonal, Montjuïc i l’Hospitalet. Al seu pas cap el centre de la ciutat no van trobar cap mena de resistència... Excepte algunes barricades col·locades pels militants de la JSU i la darrera defensa de le JJ.LL., abans d’abandonar Barcelona.
El conseller-regidor de l'Ajuntament de Barcelona, el cenetista Manuel Muñoz, a Marianet, semblanza de un hombre narra l’entrada dels feixistes a Barcelona:
<<Las fuerzas fascistas ya no encontraban resistencia a su llegada; las fuerza expedicionarias, encabezadas por soldados italianos y armamento italiano, hacían algo parecido a un paseo militar. La insurrección ya se habia producido en la Ciudad Condal, siendo asaltados enormes dipósitos de víveres que tenía el Ejército republicano, al mismo tiempo que la quinta columna saciaba su odio en las personas de todos los adictos a la República; las calles de la populosa ciudad se llenaron de cadáveres “rojos” siguiendo las órdenes franquistas. El teléfono avisaba constantemente el paso de los nuevos vándalos. “Ya llegan a Barcelona los representantes de Hitler y Mussolini”, avisa el teléfono. Luego, el mismo aparato los señala en Pedralbes, más tarde en la Diagonal. Desde el propio Comitè Nacional se les ve enfilar Via Durruti abajo; rendido a la evidencia, Marianet sale con su cartera atestada de documentos de gran valor histórico, documentos que después de morir alguien destruyó por temor a que cayesen en poder de la Gestapo alemana al ser invadida Francia por los teutones; la salida de Barcelona no era ya fácil y había que jugarselo todo para conseguir escapar de aquel infierno. Entonces se descubrió que muchos que figuraban en los organismos republicanos eran franquistas: algunos que pertenieron a la Lliga y a la Lligueta se apresuraron a ingresar en Falange, como antes lo hicieron en el partido comunista; muchos de ellos vestían ya el uniforme con el yugo y las flechas. Dentro de la Casa CNT-FAI quedaron grupos de jóvenes dispuestos a jugarse la vida antes que abandonar la lucha. Los tanques italianos desfilaban engalanados y demasiado confiados, creyendo que no se encontrarían resistencia ni oposicón de ninguna clase; pero de pronto las ametralladoras emplazadas en las puertas de lo que fuera domicilio de las fuerzas libertarias, al ver que se mataba al pueblo impunemente, opusieron su acción justiciera, dando su mererido a los mercenarios que componían la avanzadilla de las caravans de la muerte; desde la azoteas se lanzan las últimas bombas de mano, y luego, salvese quien pueda. Radio Barcelona y Radio Asociación tocaron el himno falangista y el himno de la Italia mussoliniana, dando la “bienvenida” a los “ejércitos del Salvador”. Radio CNT-FAI entontó la Danza macabra de Saint-Saens. Las baterias del oscurantismo, de la España azul de Franco, el mayor traïdor y asesino de su pueblo, se ponen en movimiento: un cañonazo certero hizo enmudecer, destruyéndola, a la emisora confederal y anarquista. Las tinieblas se hacen por doquier; ya los reptiles podían campar a sus anchas; el pueblo barcelonés estaba de duelo; la causa de la libertad había sufrido un rudo golpe, del que le costará mucho reponerse. ¡Es la obra de tirios y troyanos!>>
Barcelona era ocupada militarment la tarda del dia 26 de gener de 1939, la guerra havia acabat pels barcelonins, però, malgrat l’alegria de molta gent, una gran tristesa va recórrer de punta a punta la ciutat. El sol matinal del suau hivern barceloní va anar tapant-se amb uns núvols que, per la tarda, va deixar caure sobre la ciutat un ruixat de pluja fina. Llàgrimes per Barcelona que fou cantada per poetes i pintada per pintors.
Màrius Torres, des del sanatori de Puig Olena, va composar “La ciutat llunyana”, un vers del sonet deia: <<Qui pogués oblidar la ciutat que s’enfonsa!>> La ciutat perduda seria pintada per l’arquitecte avantguardista Le Corbusier amb el títol oportú de “La caiguda de Barcelona”. La caiguda de Barcelona també motivaria la inspiració de l’historiador Rovira Virgili que, allotjat al Mas Perxers, a punt de passar la ratlla de Catalunya a França, va escriure el següent:
<<Així, l’Exèrcit de Franco entrà a Barcelona el dia 26 a la tarda. La meva temença, puc dir el meu pressentiment s’ha confirmat. La capital de Catalunya ha estat ocupada el mateix dia de l’aniversari de la batalla de Montjuïc. Les divisions navarreses i marroquines han pres, al cap de prop de tres segles, una revenja de la victòria catalana del 1641 damunt l’exèrcit del Marquès de Los Vélez. Aquests dies deuen voltar per Catalunya, amb ulls de flama i veus de dolor, dues grans ombres: l’ombra de Pau Claris, l’ombra de Francesc Macià. (...) Sento la necessitat d’estar sol; surto cap a la terrassa del mas i em passejo amunt i avall, tot guaitant d’esma el paisatge, el cel insegur, els núvols foscos i inflats que passen amb aire d’amenaça. Voldria cridar tots els exèrcits i tots els herois de la Catalunya nacional perquè vinguessin a defensa la terra en perill, la terra que s’estremeix sota la petjada dels invasors. Oh, Barcelona! Torre mestra del Principat, mare de Catalunya! Perdre Barcelona és, per a Catalunya, molt més que perdre un membre, una entranya: és perdre la força que fa viure. Recordo aquella frase d’un general de Felip V: “Per a abatre Catalunya, cal descarregar els cops damunt del seu cap, Barcelona”. Ara que Barcelona s’ha perdut, les muntanyes catalanes que tinc al davant, el cel que tinc al damunt, la terra catalana que tinc al dessota, sembla que fugen, que es perden, que s’acaben com una cinta que arriba al seu extrem. A cada tomb del meu curt passeig comprovo la presència material de Catalunya: Una presència d’agonia, però. Clavo els ulls, en el paisatge amb l’avidesa de qui guaita la faç d’un ésser estimat que està finant>>
FERRAN AISA-PÀMPOLS
(Fragment del capítols "La caiguda de Barcelona" del llibre de Ferran Aisa, República, guerra i revolució. L'Ajuntament de Barcelona, Base i Ajuntament de Barcelona, Barcelona, 2009)
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